domingo, 25 de abril de 2010

"La perdonada." Conjunto Ivottí.

¡Feliz cumpleaños mija!
Hoy es un día muy especial
y tenemos que festejar.
Hace tanto que no hablamos...

Y es que Dios me ha regalado
en usted tanta felicidad
que no podía dejar pasar
y estoy tan orgulloso
que me siento muy feliz.

Pero no comprendo,
no la veo sonreír
no sé que le anda pasando
hace rato me anda esquivando.

Tengo tantos proyectos para usted
que desde que su madre se fué
es lo único que tengo
y a su lado me sostengo
para salir adelante.
Gracias por la hija que tengo
que supo como cuidarme.

-

Papá... Tengo miedo de lastimarle...
Muy pronto voy a ser madre
y usted el mejor abuelo.
Sé que mamá desde el cielo
nos estará bendiciendo.

Lo que hoy estoy sintiendo
es tan hermoso y triste a la vez.
El que era mi novio se fué
y sin importarle, me abandonó.

-

¿Cómo dice? ¿Qué sucedió?
¿Que está esperando un hijo?
¡Hable! ¿Por qué no me lo dijo?
¿O se siente avergonzada?

¿Por qué se queda callada?
¡Míreme cuando yo le hablo!
¡No le voy a permitir
estar en boca de nadie!

Ay mija, venga, abráceme.
Me ha dado un golpe tan fuerte.
¡Confié que era más inteligente!
Yo debí ser más precabido.

Lo siento en el alma mija
pero tengo que decirlo.
En esta casa, ya no tiene lugar.
Yo se que la voy a llorar
y a extrañar,
pero se tendrá que marchar.
Mija... Ha destrozado mi corazón...

-

Papá... Perdóneme por favor
¡No me abandone! 
Lloré a escondidas muchas horas
pensando en el daño que le causé.

Muchas veces le consulté
y siempre me ha comprendido.
Sé que está muy ofendido
pero escúcheme. Escúcheme.
Luego me iré de su lado.

Usted nunca ha dejado
que alguien hable conmigo.
Con veinte años cumplidos
ya no soy esa niña de ayer.
Ahora soy una mujer.
Y me debe comprender 
aunque sienta tanto dolor.

Quiero pedirle perdón
yo sé, la culpable soy yo,
y no me avergüenza ser madre,
pero quiero recordarle
que lo hice por amor.
Confié como me enseñó.

Y no se atormente por ésto
lo comprendo y lo respeto.
Recuerde de la Santa Biblia
lo que le pasó a María
fué una bendición de Dios.

¡Ruego me escuche por favor!
antes que deba marcharme
sepa que yo lo voy a querer siempre
y sólo llevo en mi vientre
el nieto que usted siempre soñó.
Papá, yo lo quiero mucho...

-

Ay mija, que lección me dió.
¡Espere! Esas palabras que ha dicho
han hecho ver a mi corazón.
Ya no quiero que se marche;
quédese junto a su padre
que era el deseo de su madre
que viva aquí, donde nació.

No quiero que ande sufriendo
que pa protegerla estoy yo.
Mija, si supiera cuánto la quiero mija,
¡cuánto la quiero!
Que ya tiene mi perdón.

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